miércoles, 9 de septiembre de 2009

Poco duró la permacultura en el jardín

Tan solo hace unos meses que decidimos levantar el hormigón del jardín y darle un respiro a la tierra. Está fué una de las primeras entradas de este blog.
Está ilusión duró poco. La semana pasada el ayuntamiento de está localidad decidió sin previo aviso pasar una rampa por el jardín llevándose por delante nuestro lilar y algunas plantas más. Ademas de cortar el albaricoquero que según ellos molestaba... y las hojas que ya habían empezado a caerse ensuciaban la acera del vecino.
Está maniobra cargada de prepotencia y revancha por la nueva corporación me lo ha hecho pasar duro ya que no podía hacer nada. Una tristeza inmensa se apoderó de mi durante estos días mientras oía la maquina picar, arrancar, remover y asfaltar.
Deseaba que esto terminara pronto para poder empezar a cuidar lo que había quedado. Recogí unos brotes de lilar y los planté enseguida en macetas, saque justo unos días antes los bulbos de jacintos, azucenas y tulipanes. También recogí algo de tierra de una de las jardineras que habíamos rociado con espora de setas para este invierno... estos actos me dieron aliento para aguantar este trago.
El otro día alguien me dijo un dicho sobre los pueblos que desconocía y que me ha venido al pelo, dice así: Pueblo pequeño, infierno grande...
Y es que amigos los pueblos tienen cosas preciosas que te hacen sentirte agradecida de haber vuelto a vivir en ellos, pero también hay cosas que ahogan y tengas la necesidad de salir corriendo y tomar oxigeno para volver a la normalidad.
Gracias a los que esté verano me habéis acogido y oxigenado.
En verdad os digo que no es fácil ser los RAROS del pueblo aunque en otros contexto nos sintamos de lo más normalitos.

En la foto de aquí abajo más o menos se ve como ha quedado el jardín.

No hay comentarios: